Algunos nos vamos haciendo mayores con la sensación de que nos quedan miles de libros por leer y el tiempo se nos escapa. Me atrevería a decir que eso nos pasa a todos los que estamos interesados en la literatura. Pero, realmente, poca gente piensa en los libros infantiles y juveniles a la hora de crear su lista de libros pendientes.
A los que nos gusta la literatura infantil y juvenil, nos apena la falta de interés que tienen algunas personas para tomarse en serio esos libros. A veces parece que todo lo que queda por debajo de nuestro rango de edad deja de tener interés literario porque ya no nos va a aportar nada. Pero quien siendo adulto es capaz de leer un libro infantil o juvenil, puede llegar a revivir emociones y sentimientos que no sentía hace años.
Con este artículo pretendo hacer un pequeño homenaje a los “libros para niños” compartiendo con vosotros aquellos que me hicieron enamorarme de la literatura. No son los primeros que leí; antes de los que ahora os voy a presentar, hubo muchos. Pero sí fueron los que me hicieron darme cuenta de que el mundo de las letras era un lugar en el que siempre querría vivir.
Hoyos de Louis Sachar
Empiezo por un libro que leí más o menos con 12 años. El típico libro que nos obligaban a leer en el instituto y que empezábamos con desgana y prisa por terminar. Fue todo un descubrimiento. La historia trata de un niño llamado Stanley Yelnats al que acusan de haber robado unas zapatillas. Como castigo, le envían al campamento Lago Verde. Todo lo que allí ocurre fue para mí una verdadera lección. El peso de la responsabilidad, la importancia de la amistad, el miedo… Todo lo que el protagonista vive, me hizo sentir que esa historia eran más que palabras escritas sobre papel. No sé por qué me impactó tanto, quizás porque era el primer libro que leía en el que se daba tanta importancia a cómo se superan los problemas, tengas la edad que tengas. Lo que sí sé es que sería un libro que yo recomendaría leer a cada niño y adulto que conozco.
El Valle de los Lobos (Las Crónicas de la Torre) de Laura Gallego
En este caso son tres libros, pero realmente el primero tuvo la culpa de todo. Lo leí con 11 o 12 años y me enamoró todo de él. Había leído ya fantasía, pero ese libro tenía otra magia. Aquí nos cuentan la historia de Dana, una niña nacida en una familia de granjeros que un día recibe una visita inesperada que la lleva a una peculiar escuela de magia. Lo mejor de este libro son los personajes, todos entrañables a su manera. Siempre lo voy a recordar como uno de los libros que más me dolió terminar. Me dejó una sensación de soledad y tristeza que ningún otro libro ha conseguido. Hay libros de fantasía con un desarrollo mucho más elaborado, con más personajes y más sorpresas en la trama, pero esta trilogía (y su secuela) son sin duda la historia más bonita y perfecta por el conjunto de trama, personajes y desenlace.
Algún día, cuando pueda llevarte a Varsovia de Lorenzo Silva
Este es ese tipo de libros que, si lo lees en el momento adecuado, es capaz influir en tu personalidad con un efecto de por vida. Aquí se nos cuenta la historia de una familia polaca que llega nueva a un barrio madrileño. A lo largo de la historia se nos va contando cómo se van adaptando y sobre todo, cómo tienen que luchar contra los prejuicios de sus vecinos, que no están acostumbrados a convivir con extranjeros. Pero todo esto se nos cuenta desde el punto de vista de la protagonista, una chica joven que comienza a tener amistad con el hijo de la nueva familia. Ella se convierte en testigo de los prejuicios de sus vecinos y ayuda a esta familia polaca a sentirse lo más integrados posible.
Está claro que este libro me impactó por la cantidad de valores que contiene y lo difícil que se me hizo asimilar la existencia de esos prejuicios. No recuerdo con qué edad lo leí, pero la frustración de ver cómo trataban a esa familia me hacía querer estar dentro del libro ayudando a la protagonista, por eso sé que de algún modo esa historia influyó en mi personalidad y en cómo soy a día de hoy frente a cualquier tema de discriminación.
Y ahora os voy a explicar por qué he elegido estos tres libros para hacer un pequeño y humilde homenaje a la literatura infantil y juvenil.
Cada uno de ellos me influyó en su momento de una forma que nada ni nadie más me podía influir. Esa es la importancia de la literatura. El estar a solas durante horas con un libro, sentirte parte de la historia y que te duelan los problemas de los protagonistas, eso es lo que también aporta a los niños madurez. No solo el colegio, el instituto, la familia o los amigos nos hacen madurar, el arte en cualquiera de sus formas también nos ayuda, y la literatura es quizás el mejor ejemplo.
Por eso es tan importante que los niños lean a todas las edades. Porque incluso los libros de fantasía nos ayudan a ver una realidad que no podemos ver de otra manera.
Pero lo que también es importantísimo es que los adultos no dejemos nunca de lado la literatura infantil y juvenil, porque es la mejor manera de ver con los ojos de un niño cuando ya no somos niños y porque nos hacen entender situaciones y problemas que con el paso de los años olvidamos porque se supone que ya los tuvimos que vivir. Es una experiencia maravillosa leer un libro infantil o juvenil y ponerte en la piel de un niño que está descubriendo con emoción una historia nueva en cada libro.
Así que esta es la mejor semana para recuperar ese libro que os fascinó de pequeños y volver a adentraros en su historia y personajes. O si no, podéis probar suerte con cualquier otro libro de esos que nunca llegasteis a leer de niños… Quién sabe la cantidad de sorpresas que os podéis llevar.