Buenas de nuevo Paginativos,
Nuestro socio Ángel G. Ropero nos invita a detenernos en la importancia de un buen corrección.
La etapa de corrección es tan (o, incluso, más) importante que la etapa de creación. Grandes historias pueden quedar opacadas por el hecho de un mal estilo o una inexistente corrección. Podéis pensar que no, pero se nota cuando el libro que tienes entre manos no ha pasado por una revisión.
Corregir no significa solo poner los acentos que el autocorrector se ha saltado. Corregir significa LEER (sí, en mayúsculas), comprender y solucionar los posibles errores. Y, siempre, debe hacerlo alguien externo al autor.
Sí, un escritor puede revisar su obra y pasar del borrador al texto final incluye cambiar cosas y corregir errores. Pero siempre estará condicionado por ser su creador: tiene la historia completa en la cabeza, la ha leído repetidas veces y es muy fácil que se pierda. ¿No os ha pasado que estáis leyendo y dejáis de ver las palabras? Por eso, es tan importante la figura del corrector, que LEE (en mayúsculas, sí) con atención y no se deja impresionar por la «maravillosa» trama.
Cuántas más personas lean una obra y más filtros pasen, mejor. Eso no significa que todo lo que digan sea correcto, somos humanos y todos nos podemos equivocar. Pero, 4 ojos ven más que dos y 8, más todavía.
Hasta la siguiente receta,