Buenas de nuevo Paginativos,
Regresan las entregas de los consejos para proseguir con la corrección de nuestros textos. Nuestro socio Ángel G. Ropero nos trae unas prácticas herramientas para realizar las correcciones.
Buenas de nuevo Paginativos,
Regresan las entregas de los consejos para proseguir con la corrección de nuestros textos. Nuestro socio Ángel G. Ropero nos trae unas prácticas herramientas para realizar las correcciones.
Paginativos,
Nuestro socio Carlos Arroyo nos trae otro de esos sencillos y veraces que nos ayudarán a seguir creando. Carlos se ha referido a la escritura pero es aplicable a otras disciplinas como el mismo dibujo.
La escritura, como cualquier otra actividad, hay que practicarla para mejorar nuestra destreza. Voy a utilizar en esta ocasión una frase hecha por ser tan cierta (siempre hay que evitarlo aunque voy a dejar ese consejo para otro día). Cada día se aprende algo nuevo.
Cada día te enfrentarás a nuevos retos, nuevas historias, nuevos personajes,…y hay que desarrollar ideas. Porque las personas imaginativas tenemos la cabeza en constante centrifugado en el que las ideas calenturientas y recurrentes no paran de moverse. Pero hay que darles forma.
La experiencia se obtiene practicando, equivocándose y aprendiendo de esos errores. El primer paso significa obligarte a escribir un rato todos los días (es importante). Al segundo, no hay que tenerle miedo. Ningún creativo ha conseguido que todas sus obras sean perfectas. Es lógico que haya unos textos mejores y otros peores. Así llegamos al tercer paso, hay que aprender en qué acertamos en algunos textos y en qué podrían mejorar otros.
En resumen, escribe un tiempo a diario. Aunque no te apetezca y lo que escribas no te guste y haya que tirarlo después es importante no perder ese hábito. Llegará un momento en el que el cuerpo te lo pedirá.
Hasta la siguiente receta,
Buenas de nuevo Paginativos,
Nuestro socio Ángel G. Ropero nos invita a detenernos en la importancia de un buen corrección.
¿Os acordáis cuando entregabais un trabajo en la escuela y el profesor lo devolvía lleno de tachones, marcas y comentarios? Según el profesor y lo bien (o mal) que estuviera el trabajo podía convertirse en un caos. Y encima todo rojo, un color muy agresivo que lleva a pensar en que algo está mal, cuando muchas veces la corrección es una sugerencia.
Cuando llenas un texto de correcciones, con tus comentarios entre paréntesis, sucede algo similar a recibir un examen de un profesor. Ese caos impide entender los cambios y requiere de un esfuerzo extra hacer las correcciones oportunas.
Pero hace poco he descubierto una herramienta perfecta en Microsoft Word (o en OpenOffice Writer, que es el gestor de textos que uso yo): el control de cambios. Solo tienes que activarlo (está en el menú Revisar, Editar en OpenOffice) y cada vez que modifiques algo, queda marcado. De esta manera, la persona que recibirá el texto solo tiene que aceptar (o rechazar) los cambios con un botón.
Consejo extra: en vez de introducir tus comentarios en el texto, usa la herramienta comentarios que puedes encontrar en Revisar en Word e Insertar, en Open Office. Así tenemos un texto más limpio y menos caótico.
Hasta la siguiente receta,
Buenas de nuevo Paginativos,
Nuestro socio Ángel G. Ropero nos invita a detenernos en la importancia de un buen corrección.
La etapa de corrección es tan (o, incluso, más) importante que la etapa de creación. Grandes historias pueden quedar opacadas por el hecho de un mal estilo o una inexistente corrección. Podéis pensar que no, pero se nota cuando el libro que tienes entre manos no ha pasado por una revisión.
Corregir no significa solo poner los acentos que el autocorrector se ha saltado. Corregir significa LEER (sí, en mayúsculas), comprender y solucionar los posibles errores. Y, siempre, debe hacerlo alguien externo al autor.
Sí, un escritor puede revisar su obra y pasar del borrador al texto final incluye cambiar cosas y corregir errores. Pero siempre estará condicionado por ser su creador: tiene la historia completa en la cabeza, la ha leído repetidas veces y es muy fácil que se pierda. ¿No os ha pasado que estáis leyendo y dejáis de ver las palabras? Por eso, es tan importante la figura del corrector, que LEE (en mayúsculas, sí) con atención y no se deja impresionar por la «maravillosa» trama.
Cuántas más personas lean una obra y más filtros pasen, mejor. Eso no significa que todo lo que digan sea correcto, somos humanos y todos nos podemos equivocar. Pero, 4 ojos ven más que dos y 8, más todavía.
Hasta la siguiente receta,
Buenas de nuevo Paginativos,
En esta ocasión es nuestro socio Josema el que nos trae este pequeño recordatorio sobre la forma de un diálogo.
¿Cuál es uno de los errores más comunes en la mayoría de los textos que me encuentro? Me refiero sobretodo a textos de amigos, lecturas cero,… se trata de algo que es muy fácil aprender y debe de ser uno de los errores que más rápido podemos resolver. Al comenzar a juntar letras, los diálogos eran algo muy importante para dar información, complementar la narración y presentar a mis personajes. La primera vez que le di mi texto a un corrector profesional (mi gran amigo y maestro Pedro Camacho), me pasó un documento para que aprendiera a corregir mis diálogos, al menos en tema ortotipográfico. Aquí os dejo el documento que me pasó y que, hoy en día, sigo utilizando y tengo accesible siempre que me dispongo a escribir. Espero que os sea de utilidad.
—Hola, Juan —dijo su padre—. Estoy bien.
Si ves, el inciso está entre los guiones sin ningún tipo de espacio ni signos de puntuación.Esa misma frase se puede poner así:
—Hola, Juan. —Dijo su padre—. Estoy bien.
La diferencia es que la primera frase es distinta de la siguiente. Por eso lleva punto. Por lo demás, cambias el signo de puntuación al gusto. Comas, puntos y comas, dos puntos, admiraciones… lo que quieras, pero con esos espacios y esa estructura.
Hasta la siguiente receta,
Buenas de nuevo Paginativos,
Nuestro Carlos Arroyo regresa para recordarnos la importancia de la lectura para todo aquel escritor, juntaletras o cuentacuentos.
La imaginación del escritor se despierta leyendo. Es el primer paso para escribir su propia historia.
Cuando comienza a escribir, encontrará leyendo, de forma activa y crítica, las técnicas que utilizan los maestros en las grandes obras. También reconocerá en otras obras los errores que nunca querrá cometer.
Es fácil que encuentre también la inspiración en los libros. Porque los temas son universales. Todo está contado en algún texto. Lo que debe encontrar ese escritor será su modo único de contarlo y mostrar su visión diferente a la de los autores que trataron el tema antes.
Así que en esta ocasión queda muy claro el consejo de hoy. Aunque no parezca un consejo sobre escritura en sí. Te aseguro que puede ser fundamental para la calidad de tus obras futuras.
Hasta la siguiente receta,
Buenas de nuevo Paginativos,
Con esta primera entrada, inauguramos una nueva sección de artículos breves. En ellos, nuestros socios y autores afines nos darán unas pequeñas pinceladas sobre alguno de los retos, dificultades o experiencias a las que se han tenido que enfrentar. Serán unas líneas que nos presentarán una realidad y el modo de enfrentarla que tuvo. La primera llega de la mano de nuestro Presidente y Escritor Carlos Arroyo:
Aprender a escribir narrativa era un anhelo personal desde hace muchos años. Esas ideas y esos relatos que bullen en el cerebro quieren salir. Luego lees el resultado y sientes que algo le falta para que el lector entienda exactamente todas las emociones que tratabas de transmitir.
Entonces decides apuntarte a talleres de escritura presenciales, on-line o de cualquier tipo. Es como si, por proximidad, un escritor pudiera contagiar de sus técnicas a sus alumnos como si el oficio fuera un virus.
Así, buscando en manuales, vídeos tutoriales, talleres de narrativa y de poesía o charlando con otros escritores, transcurren años. Un día me sorprendí corrigiendo un texto como aquellos profesores a los que admiraba y me pregunté qué día cambié. A lo mejor me había despertado así una mañana como le ocurriera a Samsa.
Después de mirarme en un espejo para asegurarme de no tener antenas, alas o caparazón, me vuelvo a preguntar cuándo y cómo.
La primera pregunta es fácil de responder. No hay un cuándo. Escribiendo y leyendo diariamente, sucede poco a poco.
La segunda pregunta me llevó más tiempo. No consideraba que supiera mucho de escritura. Aún hay cien mil cosas que mejorar. Y lo entendí. Lo importante es no considerar nunca que ya has llegado. El camino acaba cuando quiera detenerme. Y mientras siga escribiendo, seguiré aprendiendo. No hay más misterio. Para comenzar a dar consejos, tendría que decir que no dejes nunca de aprender.
Conocer todas las técnicas posibles es importante para decidir si quieres seguirlas o saltártelas. Ningún escritor reconocido escribe sin conocer las reglas ni innova sin saber qué normas se está saltando.
Hasta la siguiente receta,